Zenaida Armenteros: fundadora del Conjunto Folclórico Nacional, los títulos de la jerarquía que allí ocupa hablan por sí mismos –primera bailarina, primera cantante, primera actriz–, pero no lo dicen todo, como tampoco sus muy merecidas investidura con el Premio Nacional de la Danza en 2005 y la condición de Artista de Mérito de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC).
La Armenteros entendió y proyectó a plenitud lo que Ramiro Guerra llamó la teatralización del folclor en obras como Alafín de Oyó y Palenque, en las que vertebró sus saberes y talentos múltiples para devenir en uno de los íconos de la cultura popular llevada a la escena, aplaudida en más de 50 países de todos los continentes.

Por su parte, Silvina Fabars es Primera bailarina del Conjunto Folklórico Nacional. Integró desde muy joven el Ejército Rebelde y ha desempeñado un meritorio trabajo en el ámbito de la enseñanza artística.
En 1959 participó en la fundación como miembro activo del Conjunto Folklórico de Oriente, desde 1959 hasta 1965.
En 1966 conoció en Santiago de Cuba al destacado dramaturgo Eugenio Hernández Espinosa quien le informó la convocatoria para el Conjunto Folklórico Nacional de Cuba, donde realizó las pruebas y de 355 participantes quedó entre los 16 finalistas aprobados, donde se destacó como cantante la cual era su especialidad, recibiendo también preparación como bailarina.
En 1968 realizó su primer solo en el Ciclo Congo y posteriormente Oshún, en la superproducción de María Antonia, dirigida por Eugenio Hernández y Roberto Blanco. También con el Cabildo de Regla dirigida por Adolfo de Luis y Santiago Alfonso. Ostenta la Medalla Alejo Carpentier y recibió el Premio Nacional de Danza, 2014.

Un homenaje de AfroKuba a estas dos indiscutibles joyas de la danza cubana.